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PETROENERGÍA

IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO ESTRATIGRÁFICO EN EL ECUADOR: COMISIÓN ECUATORIANA DE ESTRATIGRAFÍA



Andrea Verónica Albán Villacreces, Analista Técnico de Incubación IIGE





Figura 1: Comisiones estratigráficas globales y regionales.

Fuente: páginas oficiales de agrupaciones estratigráficas y sedimentológicas internacionales.


La corteza terrestre está conformada por material rocoso, el cual, puede estudiarse mediante una clasificación sistemática de acuerdo con características medibles y tangibles [1]. Este conocimiento geológico de nuestro planeta es importante para el bienestar social [2], y es a través de este, que se sustentan los recursos que la población y la industria requieren.


Por ello, una amplia gama de servicios esenciales depende de la geología, como la identificación, localización y extracción de suministros energéticos y recursos minerales; el abastecimiento de agua limpia proveniente de acuíferos y la producción sostenible de alimentos [3]; ya que, la calidad de los cultivos está relacionada con la calidad del suelo para su correcto crecimiento. Los suelos al ser roca erosionada mezclada con materia orgánica, agua y gases, aportan los nutrientes necesarios para los cultivos a partir de los minerales que conforman las rocas [3].


De esta manera, la geología permite entender cómo aprovechar de manera sostenible los recursos del entorno, así como también, evaluar y gestionar los efectos de los peligros geológicos desde los terremotos, erupciones volcánicas o inundaciones, hasta la expansividad de las arcillas; todo esto fundamentado en la investigación geológica [3].


En este contexto, la estratigrafía es la rama de la geología que se encarga del estudio y la descripción de todos los cuerpos rocosos que forman la corteza terrestre y de su organización en unidades distintas, útiles y cartografiables [1].


La clasificación de las unidades se basa en sus características específicas a fin de establecer su distribución y relación en el tiempo y espacio, que a su vez es la herramienta base para interpretar la historia geológica [1], al estudiar los distintos eventos que tuvieron lugar en el pasado y que ayudan a reconstruir las diferentes etapas que ha sufrido la superficie de la Tierra hasta la actualidad. Estos cambios que se han registrado en la superficie terrestre desde su consolidación son estudiados a través de la paleontología y la estratigrafía [4].


La estratigrafía secuencial es actualmente una de las áreas de investigación más activas tanto en entornos académicos como industriales. Por ello, el estudio estratigráfico de las secuencias de rocas tiene un gran potencial para descifrar el registro geológico de la Tierra, tanto global como local, y por medio de estos estudios mejorar el aspecto predictivo de exploración y producción económica [5].


Documentos como la Guía Estratigráfica Internacional o el Código Estratigráfico Norteamericano son usados ampliamente como base para la terminología estratigráfica. Su elaboración responde a las necesidades reconocidas durante el siglo pasado por los servicios geológicos y por editores de revistas científicas para lograr uniformidad de las normas y procedimientos empleados para la definición y clasificación formal de los cuerpos de rocas, sus fósiles, lapsos de tiempo representados en ellos, entre otras características [6].


El objetivo del sistema de clasificación es promover una comunicación efectiva y sin ambigüedades entre la comunidad geológica, de manera no restrictiva como para inhibir el progreso científico [6], pero necesario para buscar un acuerdo internacional sobre los principios de la clasificación estratigráfica y desarrollar una terminología común, así como reglas y procedimientos estratigráficos aceptables para todos, con el fin de mejorar la exactitud y precisión en la comunicación, coordinación y compresión internacionales en la temática [1].


Cabe destacar que los cuerpos rocosos pueden clasificarse de acuerdo con muchas propiedades y cada clasificación necesita su propia nomenclatura. La terminología mencionada en la Tabla 1 es las más conocida y de uso generalizado [1]. En ella se detallan los procedimientos y principios estratigráficos, que fueron desarrollados inicialmente para ordenar los estratos y los eventos registrados en ellos, también aplicables a los materiales rocosos terrestres [6].


Tabla 1. Categorías de clasificación estratigráfica [1]


La adopción de una convención para la nomenclatura de las unidades estratigráficas es fundamental para la cartografía geológica sistematizada. Un ejemplo de ello es la generación de colores estandarizados (tabla cronoestratigráfica internacional) elaborada por la International Commission on Stratigraphy (ICS), para mostrar las unidades cronoestratigráficas en la elaboración del mapa geológico [7].


A nivel regional, países como: Canadá, Estados Unidos, México, España, Argentina, entre otros; se han agrupado en diferentes asociaciones y comisiones geológicas, como un esfuerzo por organizar y unificar la nomenclatura empleada para las diferentes unidades estratigráficas (Figura 1). Además, estas asociaciones se han encargado de emitir las normativas y recomendaciones para la nomenclatura estratigráfica en sus respectivos países y alinearse con las recomendaciones sobre clasificación, terminología y procedimientos estratigráficos, formuladas por entidades geológicas reconocidas a nivel global como la ICS.


En Ecuador, el Instituto de Investigación Geológico y Energético (IIGE) y sus entidades antecesoras, a través de los años han realizado varios estudios geológicos en cooperación con diferentes escuelas geológicas y misiones internacionales [8], generando información de mucha utilidad y que en su momento sirvieron para dilucidar el conocimiento geológico del país. Como resultado de estas investigaciones se han diferenciado un aproximado de 370 unidades litoestratigráficas.


Sin embargo, en las últimas dos décadas en Ecuador, por lo general, no se han considerado lineamientos importantes establecidos en guías o normativas internacionales, como la Guía Estratigráfica Internacional realizada por la ICS, para la discriminación, caracterización y nomenclatura de estas unidades estratigráficas [8]. Por esta razón, el criterio de la terminología formal e informal descansa en la percepción de los autores y/o recopiladores. Igual puede mencionarse, en el ámbito de la clasificación de unidades litoestratigráficas, la popularización del término genérico “unidad”, mismo que no cumple con los criterios seguidos internacionalmente [9]. Esta problemática se generó por la falta de un organismo que regule, valide y apruebe la definición, discriminación y caracterización de las unidades estratigráficas del país, además del cumplimiento de la normativa estratigráfica internacional, a nivel nacional.


Desde el 2016, el IIGE, como ente rector en el área geológica nacional ha trabajado y liderado la aplicación de estándares siguiendo los principios estratigráficos y alineándose con guías y normativas internacionales, para garantizar la estabilidad de la nomenclatura y principios estratigráficos; y, por la continuidad que debe extenderse más allá de los límites nacionales e internacionales [8]. De esta forma, se ha generado el documento “Estándares de nomenclatura estratigráfica, simbolización y abreviaturas para la cartografía geológica versión 2.0”, publicado en el Registro Oficial Edición Especial N° 163 del 18 de diciembre de 2019.


La problemática descrita anteriormente ha generado, además, la necesidad de organizar un grupo técnico multidisciplinario que se encargue de regular estas actividades y emitir criterios técnicos para la regularización de la nomenclatura estratigráfica formal en el país. Ante lo cual, el IIGE bajo Resolución Ejecutiva en junio de 2021 creó la Comisión Ecuatoriana de Estratigrafía (CEE), como un organismo técnico-científico que promueva, fomente y difunda el conocimiento, progreso y aplicación de la estratigrafía a nivel nacional. La cual, está conformada por miembros de la academia, geólogos pertenecientes a gremios profesionales y funcionarios del IIGE.


La CEE desde su creación, ha trabajado en la elaboración de un Reglamento General, además de un procedimiento para el establecimiento y revisión de las unidades estratigráficas, así como también, en la puesta en marcha de un plan piloto de trabajo de la subcomisión temática ad hoc de la cuenca Alamor-Lancones, para promover la cooperación entre el IIGE, la subcomisión temática ad hoc e investigadores afines al área de trabajo.

Con ello y sentadas las bases de la Comisión, actualmente la tarea se centra en conformar las primeras seis subcomisiones temáticas ad hoc, de acuerdo con las regiones morfoestructurales del país. La labor de estas subcomisiones será la de validar las unidades estratigráficas históricas y aquellas que están por caracterizarse y definirse del país, con el fin de proponer soluciones a problemas estratigráficos a nivel nacional. Además, buscarán un acercamiento con sociedades y comités internacionales afines para trabajar en conjunto en zonas fronterizas o en temáticas regionales, tomando en cuenta que las unidades estratigráficas no están limitadas por fronteras políticas y su discriminación y caracterización no deben cambiar a uno y otro lado de la misma [1].


Referencias


[1] S. Reguant y R. Ortiz, «Guía Estratigráfica Internacional - Versión abreviada,» Revista de la Sociedad Geológica de España, volúmen 4, pp. 270-293, 2001.

[2] E. Tarbuck y F. Lutgens, Ciencias de la Tierra, Madrid: Pearson Educación S.A., 2005, p. 736.

[3] Sociedad Geológica de Londres, Federación Europea de Geólogos y Colegio Oficial de Geólogos, «Geología para la Sociedad,» 03 2015. [En línea]. Available: http://www.icog.es/TyT/files/geo_sociedad.pdf. [Último acceso: 13 10 2022].

[4] Servicio Geológico Mexicano, «Geología histórica - Servicio Geológico Mexicano,» 22 03 2017. [En línea]. Available: https://www.sgm.gob.mx/Web/MuseoVirtual/Planeta/Geologia-historica.html. [Último acceso: 2022 10 2022].

[5] O. Catuneanu, Principles of sequence stratigraphy, Alberta: Elsevier, 2006.

[6] R. Barragán, E. Campos-Madrigal, I. Ferrusquía-Villfranca, I. López-Palomino y G. Tolson, Código Estratigráfico Norteamericano, Mexico: Universidad Nacional Autónoma de México, 2010.

[7] Federal Geographic Data Committee, FGDC Digital Cartographic Standard for Geologic Map Symbolization, United States Geological Survey, 2006.

[8] IIGE, Estándares de nomenclatura estratigráfica, simbolización y abreviaturas para la cartografía geológica versión 2.0, Quito: IIGE, 2019.

[9] P. Duque, Breve Léxico Estratigráfico del Ecuador, Quito: PRODEMINCA, 2000.







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